10 marzo, 2007

Espectros del Ayer

También en Felipelandia hay fantasmas. Sin embargo, estos no son fantasmas que espanten a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Estas ánimas en pena recorren sin rumbo fijo las viejas y empolvadas calles por donde antes juntaban a cientos o miles de seguidores, cuando casi se creían invencibles, capaces de conquistar al mundo entero, hasta que les llegó su muerte política que para ellos es un descenso anticipado hacia su tumba en el panteón.

Uno de estos fantasmas se llama Roberto Madrazo, y tiene toda la eternidad para meditar sobre los errores que en materia de cuestiones políticas cometió en vida, cuando aún tenía vida pública, cuando aún no se recluía en el anonimato de la muerte en vida.

Roberto Madrazo deambula meditando en uno de los errores que cometió, siendo el presidente nacional de su partido, en no librarlo de inmediato y cuanto antes de la funesta presencia de la temible bruja Elba Esther, la misma que en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari le juraba lealtad eterna por los siglos de los siglos a ese partido político que parecía indestructible, al Partido Revolucionario Institucional. Y pese a que ya desde el 2004 la bruja Elba Esther había dado muestras de estar al servicio de los intereses de la nueva fuerza política instalada en el poder desde el triunfo de Vicente Fox en el año 2000, dentro del PRI se le había respetado de todas maneras pese a que ella ya maquinaba ante la vista de todos el triunfo para el hombre de la mano derecha, Felipe Calderón. Error fatal. Roberto Madrazo medita también, ya muy tarde, que en en cualquier competencia de índole política, cuando el primer lugar parece inalcanzable, la prioridad de los que no están en la cabecera debe ser afianzar a como dé lugar el segundo lugar. Quien queda en segundo lugar tiene alguna esperanza de poder volver a competir en tres o en seis años. Si transcurridos esos tres o seis años el que ganó las elecciones no pudo o no supo cumplir con sus promesas de campaña, el que quedó en segundo lugar puede tratar de aprovechar los fracasos de su opositor presentándose de nuevo ante los electores diciéndoles: "Se los dije", pidiendo la oportunidad de que se le permita demostrar la efectividad de las otras alternativas que estaba ofreciendo desde un principio. El simple desgaste en el poder de su opositor le permitirá hacer esto. Pero quien había quedado en tercer lugar o en cuarto lugar tendría que competir no sólo con el desgastado partido en el poder, sino en contra de quien como anterior opción se presenta nuevamente como el más viable para sacar del poder a quien ya lo estuvo ejerciendo por 3 ó 6 años. Pero el que quedó en tercer lugar tiene el estigma de haber sido una opción repudiada ya por los electores como opción de último recurso. En pocas palabras, un tercer lugar equivale a un sepulcro político. Esta ha sido la experiencia en las democracias europeas, la democracia australiana, la democracia norteamericana y muchas otras. Un ejemplo de ello en los Estados Unidos es Ralph Nader.

En el caso de Roberto Madrazo, dinamitado por los escándalos al interior de su partido (en muchos de los cuales hay quienes dan por hecho que tuvo que ver la mano negra del partido en el poder, con la ayuda de la Secretaría de Gobernación Carlos Abascal, para quitar a Madrazo del camino como factor de riesgo), él estaba tan distante en las encuestas de Andrés Manuel López Obrador que su prioridad debería haber consistido en tratar de empatar primero -para después superar- al candidato del partido en el poder, en este caso a Felipe Calderón postulado por el PAN, con el fin de afianzar el codiciado segundo lugar. Y para lograr asegurar el segundo lugar en la carrera, Roberto Madrazo tenía mucho con que atacar al candidato del PAN. Empezando por las muchas promesas incumplidas del foxismo que ciertamente ya no se iban a poder cumplir en los menos de 8 meses que le quedaban a Fox en el poder al arrancar e intensificar la contienda presidencial en el 2005. Si a esto le agregamos el estigma del Yunque, los escándalos de las fortunas multimillonarias logradas por los Bribiesca-Sahagún, las toallas de 400 dólares, los fantasiosos peces gordos del "zar anticorrupción" (¿?) Francisco Barrio, el regreso triunfal a México del odiadísimo Don Carlos Salinas de Gortari así como la exoneración legaloide de su hermanito Raúl, los escandalosos tráficos de influencias de Diego Fernández de Cevallos, y muchos otros etcéteras, empatar e inclusive superar a Felipe Calderón no sólo era posible, era tan fácil como inevitable, considerando que Roberto Madrazo estaba mucho más cercano a Felipe Calderón en casi todas las encuestas que a López Obrador. Sólo tenía que apuntar duramente toda su artillería en contra del candidato oficial del partido en el poder en lugar de malgastarla con el que llevaba el primer lugar en las encuestas.

En vez de ello, Roberto Madrazo en su estrategia de campaña enfocó sus baterías en contra del que llevaba la delantera sobre todos. Se fué con todo contra López Obrador. Gastó y siguió gastando mucho dinero en los spots televisivos en los cuales estuvo pintando a López Obrador como un cobarde que le tenía miedo a los debates (estuvo ausente en el primer debate presidencial), como un hombre para quien cumplir definitivamente no es su fuerte, mientras que Felipe Calderón permaneció muy contento, al margen; como el chinito, "nomás milando", viendo a Madrazo irse con todo en contra de López Obrador sin casi mencionar a Felipe Calderón para nada. Y el tiro le salió por la culata a Roberto Madrazo. No sólo no alcanzó a empatar al Peje. Ya ni siquiera pudo emparejarse con Felipe Calderón. Madrazo jamás se puso a pensar seriamente en que si él no ganaba, de poco consuelo le hubiera sido el que López Obrador tampoco hubiera ganado. Jamás se puso a pensar que si el PRI no le debía nada al PRD, tampoco le debía nada al PAN; como no se puso a pensar que, históricamente, el PRI de mucho tiempo atrás tenía más en común con las políticas de centro-izquierda de López Obrador que con las políticas de la derecha encarnadas por Felipe Calderón. Por su parte, Felipe Calderón le demostró a Madrazo una estrategia inteligente al ignorar a Roberto Madrazo como contendiente de peligro, dejándolo que malgastara todos sus recursos de campaña en contra de López Obrador; y de este modo eran dos contra uno, el PRI y el PAN contra López Obrador, aunque el que iba en tercer lugar difícilmente obtendría beneficio alguno ayudando al que iba en segundo, a Felipe Calderón, si con su ayuda Calderón lograba desplazar al candidato que iba en el primer lugar, a López Obrador.

Al desperdiciar sus recursos en contra de López Obrador, Roberto Madrazo se fué quedando sin recursos para sacar a Felipe Calderón del segundo lugar y perdió mucho tiempo valioso que ya no pudo recuperar jamás. Pero no solo ello. Malquistó y enfadó a muchos priistas quienes terminaron viéndolo como una comparsa del partido en el poder, convirtiendo al PRI en un partido "empanizado", en los dos sentidos de la palabra, dándole cierta credibilidad a la palabra PRI-AN. Y muchos de estos priistas decepcionados que ya no iban a votar por Roberto Madrazo por verlo como un desperdicio del voto ciertamente tampoco iban a votar por el partido "pinto di blue", votarían en todo caso por López Obrador, sumándole algunos votos, o por otra alternativa como el Partido Nueva Alianza (PANAL), aunque esta última alternativa se antojase también como un desperdicio del voto. Ésta sangría de votos en contra de Madrazo no vendría ya de los indecisos. Venía de lo que había sido considerado como el voto duro del PRI, empujando a Roberto Madrazo aún más hacia un distante tercer lugar del cual simple y sencillamente ya no pudo salir. Aunque Roberto Madrazo no haya sido ningún palero del PAN, la percepción pública entre muchos sobre un posible amasiato PRI-AN pudo ser más que suficiente para que el PRI dejase de ser considerado como una alternativa viable para sacar a la derecha del poder, porque en estas cosas cuenta mucho la percepción pública. Y la remoción del López Obrador por algún medio non-sancto de nada le hubiera servido a Roberto Madrazo yendo en tercer lugar (aunque de hecho tal vez de nada le hubiera servido tampoco al que iba en segundo lugar, a Felipe Calderón, como lo demuestra la victoria del priista Ernesto Zedillo tras su inclusión tardía como substituto de emergencia del también priista Luis Donaldo Colosio.)

La estrategia de ir con todo en contra del lejano primer lugar en vez de atacar al más cercano (y mucho más vulnerable) segundo lugar fué tan torpe que ésto está haciendo sospechar a una cantidad creciente de analistas de que Roberto Madrazo tenía infiltrados en su equipo de asesores que deliberadamente lo estuvieron mal aconsejando para mantenerlo hundido, haciendo que Madrazo sin saberlo le sirviera de pararrayos a Felipe Calderón. Y posiblemente hasta le estaban cobrando a Madrazo un sueldo alto por la mala asesoría que en calidad de traidores le estaban proporcionando. En política, todo es posible. El caso es que, si éste hubiera sido un juego de ajedrez, Madrazo desde el principio sacrificó sus dos torres, sus dos alfiles y sus dos caballos sólo para beneficiar a otro que suponemos que ya en el poder no tendrá intención alguna de corresponderle a Madrazo los favores concedidos. Ni siquiera se puso a pensar Madrazo en que permitirle al PAN repetir otro sexenio en el poder puede ser justo lo que le ordenó el doctor al partido del bolillo para volverlo tan indestructible como alguna vez lo fué el PRI. Y si ocurre tal cosa, podrían pasar varias décadas para poder "sacar al PAN de Los Pinos", habido el hecho de que no vacilarán en utilizar los recursos públicos oficiales (como Carlos Salinas de Gortari lo estuvo haciendo con sus programas Pronasoleros) para pintar las cosas color de rosa. Porque, como ya se ha repetido, a los señores del PAN ya les gustó el poder y no tienen intención alguna de soltarlo. Aquí las cuestiones ideológicas salen sobrando, y ello ya lo han demostrado con creces.

De cualquier modo, Felipe Calderón le ha de estar muy agradecido a Roberto Madrazo por haber utilizado los limitados recursos del PRI para irse en contra de López Obrador en vez de usarlos en contra suya con el fin de relegar al PAN al tan temido tercer lugar. Hasta viene a colación el perverso dicho "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". Pero como mal paga el diablo a quien bien le sirve, el PAN ha estado acogiendo a los numerosos priistas a quienes ha estado invitando a desertar en perjuicio del PRI. Incluyendo los "conversos" encubiertos, como la pseudo-maestra que sigue entronizada firmemente en la cúpula del SNTE gracias al gran garrote que le entregó el Diablo Señor de Dublín el 23 de de abril de 1989 después de quitárselo al igualmente eterno y corrupto líder charro Carlos Jonguitud Barrios.

Ya tendrá tiempo de reflexionar Madrazo sobre estos equívocos cuando hayan pasado las elecciones y le haga compañía a Labastida Ochoa en la casa del retiro.

Otro fantasma que deambula en Felipelandia se llama Arturo Montiel. En un momento, se creyó lo suficientemente fuerte como para poder contender por la Presidencia de México, se creyó lo suficientemente fuerte dentro del PRI para arrebatarle la candidatura a Roberto Madrazo. Sin embargo, fué un estúpido, porque tenía mucha cola que le pisaran, y aún así se lanzó a la contienda creyendo que no le tocarían su pasado ni el origen de sus cuantiosas propiedades. El gobierno federal, en manos del PAN, tenía en sus manos todos los recursos de la maquinaria oficial para investigar a Arturo Montiel en todo, absolutamente todo, dentro y fuera de México. Y así, le sacaron sus trapitos al sol, filtrándolos a los medios de comunicación, como se han acostumbrado a hacerlo, consumándose la destrucción de la carrera política del hombre que, más que Roberto Madrazo, podría haber sido un factor importante para sacar al PAN de Los Pinos.

En el valle de fantasmagoria, hay un espectro digno de mención. Se llama Francisco Barrio Terrazas, originario de una cuna humilde en Satevó, Chihuahua. A este hombre el destino le tenía deparado llegar a ser Presidente de México, aunque sus propias estupideces terminarían torpedeando tan brillante destino. En 1983, logró capitalizar el odio creciente de la población de Ciudad Juárez hacia la debacle financiera dejada por los Presidentes priistas Luis Echeverría Alvarez y José López Portillo con devaluaciones brutales de la moneda, hiperinflación galopante, y ningún castigo para los causantes de la gran tragedia económica nacional. En ese año, Francisco Barrio logró arrebatarle por vez primera en la historia del país al otrora hegemónico PRI la alcaldía de una de las más grandes ciudades del país, sin que la tradicional alquimia electoral y mapachería productora de fraudes practicada en las urnas por el PRI le ayudara mucho en esta ocasión ante la candidatura de un hombre que convocó a lo que en aquél entonces era el activo más valioso que podía tener un político de oposición: el hartazgo del PRI. Aunque comenzó apoyado por varios empresarios prominentes de Ciudad Juárez, fue incapaz de ver cómo suavemente desde aquellos tiempos se fueron infiltrando dentro del PAN varios individuos sombríos, torvos, nefastos, unidos por ideologías extremas neo-Nazis que actuaban juramentados bajo el más absoluto secreto, individuos para quienes el PAN era tan sólo un medio, un instrumento, en la implementación de agendas propias de un neofascismo encubierto. Uno de ellos era Manuel Espino, un joven ultraderechista que terminaría siendo el cuervo que le sacaría los ojos al mismo Francisco Barrio bajo cuyo triunfo electoral inesperado se comenzó a nutrir. Este individuo -Espino- a su vez estaba recibiendo entrenamiento ideológico intenso en el más absoluto secreto de otro neo-Nazi ultraconservador y fanático llamado Sergio Américo Lastra, un graduado de la escuela de Leyes de la universidad más reaccionaria y más neofascista del continente americano, la Universidad Autónoma de Guadalajara, miembro emérito y distinguido de la sociedad clandestina "Tecos" de la UAG que ya para entonces estaba actuando con sus mejores agentes a lo largo de la república mexicana para la creación y diseminación de una organización secreta nacional que podría haber sido la envidia del mismo Adolfo Hitler: la Organización Nacional del Yunque. Gente maligna, incrustada entre gente de buena fé, a la que Francisco Barrio no supo o no quiso detener a tiempo cuando aún había tiempo para ello.

Llegado 1986, Francisco Barrio se lanzó tras la gubernatura de Chihuahua. A estas alturas, los asesores de Miguel de la Madrid Hurtado le confirmaron que si le permitía al político norteño bronco y retador llegar a la gubernatura, su camino hacia la Presidencia de la República en 1988 quedaría allanado al tener consolidada la capacidad comprobada para aglutinar tras de sí a un vengativo pueblo de México ansioso por cobrarle en las urnas al PRI la ruina económica provocada por la mala conducción de las finanzas del país. Fue aquí cuando Miguel de la Madrid ordenó la consumación del famoso fraude electoral de 1986 en Chihuahua con el fin de mantener al PRI en el poder a toda costa. Y de cualquier modo, en 1988 Miguel de la Madrid tendría que volver a recurrir a otro fraude electoral, el famoso fraude de "la caída del sistema", un fraude del que él mismo aceptaría tiempo después ante las cámaras haber tenido conocimiento, con tal de impedir que el candidato de la izquierda Cuauhtemoc Cárdenas pudiera sacar al PRI de Los Pinos. Con estos hechos, independientemente del estancamiento de la economía nacional y la virtual desaparición de la clase media, México le debe a este postgrado de la Universidad de Harvard, primer artífice del neoliberalismo tecnocrático que hoy padece el país, los más grandes fraudes electorales cometidos en la historia de México. ¿Qué mayor honor se puede pedir que éste? ¡Hasta Don Antonio López de Santa Anna se pondría verde de envidia!

Pero volviendo a Francisco Barrio. Tras su fracasada intentona en 1986 por convertirse en Gobernador de Chihuahua, en 1992 logró su ambición cuando un Carlos Salinas de Gortari desesperado por legitimarse ante el pueblo le concedió aceptarle su ascenso a la gubernatura en Chihuahua. En realidad, muchos sospechan que esta aceptación fue el resultado de una negociación previa consumada cuatro años atrás con una negociación de alto nivel entre el PRI y el PAN a cambio de que el PAN reconociera a Carlos Salinas como el Presidente "legítimo" de México (algo similar a lo que ocurrió en el 2006, excepto que los papeles se invirtieron). Pero al llegar a la gubernatura, Francisco Barrio dejó de ser lo que era. Se volvió parte del sistema. Se volvió pro-Salinista. Sus denuncias de antaño, sus discursos vociferantes, quedaron sepultados para siempre. Y esto lo afirmó por vez primera no un enemigo político personal de Francisco Barrio o algún analista al servicio del PRI, sino el periódico The Wall Street Journal del 7 de septiembre de 1993, en su editorial "El Poder y sus Problemas Domestican al Gobernador Barrio, un Añejo Opositor del Gobierno de México". Por si esto no bastase para desilusionar a quienes lo habían apoyado en sus orígenes, también terminó repudiando sus inicios modestos, y de la poco ostentosa casa que tenía en la calle México 5242 se movió a una opulenta residencia que ocupaba más de una cuadra entera y hasta contaba con torre de vigilancia. Y así, se fue olvidando de los suyos, de aquellos a quienes realmente les debía lo que era. El repudio a su cambio de actitud fue tal que en 1998 Francisco Barrio se convirtió en el primer gobernador panista en devolverle el poder a un candidato del PRI, a Patricio Martínez García, en una derrota panista que fue vista por muchos como un duro voto de castigo del pueblo de Chihuahua hacia un tipo que terminó siendo un vil traidor a sus principios. Esto fue suficiente para removerlo de la contienda presidencial del 2000. Y es aquí cuando sus acomodaticios y convenencieros colegas del Yunque le empiezan a formar un vacío yendo en pos de personajes más "prometedores". Es aquí cuando empieza su muerte política. Aunque Vicente Fox logró revivirlo artificialmente designándolo Secretario de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM) con el rimbombante título de Zar Anticorrupción, sus soberanos fracasos en el combate a la corrupción del pasado y sus escándalos sin sentido como el PEMEXGATE y sus "peces gordos" de los cuales no cayó ninguno en sus redes bastaron para convencer al pueblo de México de que este hombre en realidad no sólo era un inepto, era un imbécil en todo el sentido de la palabra que se había beneficiado por meras circunstancias del destino al igual que los que se sacan la lotería, pero al cual se le había acabado ya su inmerecida suerte, lo cual comprobó él mismo en el 2005 cuando después de un enorme despilfarro de dinero comprendió que su popularidad dentro del mismo PAN para la candidatura presidencial no llegaba ni siquiera al diez por ciento, ya no se diga fuera del PAN. Su último yerro, esfumadas para siempre sus ambiciones presidenciales, consistió en apoyar la precandidatura presidencial de Santiago Creel en contra de la de Felipe Calderón, lo cual le costaría a Francisco Barrio el no ser ya llamado por Calderón para participar dentro del gabinete presidencial por los próximos seis largos años, suficientes para terminar de apergaminar a Barrio y convertirlo en una verdadera alma en pena.

Otro espectro que sigue muy de cerca a Francisco Barrio se llama Javier Corral Jurado. De hecho, ambos comenzaron juntos, codo con codo, cuando los dos eran idealistas, cuando se estaban enfrentando quijotescamente ante una maquinaria política priista que se antojaba invencible. Pero al igual que como ocurrió con Francisco Barrio, a Javier Corral también se le subieron los humos. Se olvidó de quienes lo ayudaron a ser lo que llegó a ser. Se convirtió en el político fatuo, engreído, vanidoso, sin verdadera disposición para ayudar a nadie más que a sí mismo, que tiene todo lo que se requiere para se detestado. Y mientras la Organización Nacional del Yunque se iba apoderando del PAN, algo de lo cual él llegó a tener pleno y perfecto conocimiento si no al principio sí cuando era Senador de la República -él estuvo presente en la presentación del libro El Yunque: La Ultraderecha en el Poder de Álvaro Delgado-, en su limitado cerebro sólo podía verse a sí mismo como Gobernador de Chihuahua primero en el 2004 y después como Presidente de México en el 2012, porque éstas eran las únicas cosas verdaderamente importantes para él. Para lo cual posiblemente estaba dispuesto a pactar con los mismos ultraderechistas que se estaban adueñando del PAN, como lo demostró su pronta disposición a recibir el apoyo de un juramentado tan prominente del DHIAC como el diputado chihuahuense Carlos Borruel Baquera. Y como lo demostró la aberrante alianza forjada por él entre el PAN y el PRD -pese a representar ambas facciones las ideologías contrarias de la derecha y la izquierda-, todo con tal de ganar la gubernatura. Así lo entendió el pueblo de Chihuahua, y así le fué en las elecciones del 2004 a Javier Corral, las cuales perdió por amplio margen pese a la supuesta ventaja que esperaba obtener gracias a sus extraños pactos y alianzas indignos en un verdadero político que permanezca firme en sus convicciones (Don Manuel Gómez Morín, cuyos restos descansan en la Rotonda de Personajes Ilustres, jamás habría forjado un pacto con los marxistas Vicente Lombardo Toledano y David Alfaro Siqueiros con tal de lograr alguna posición política personal). Con el PAN ahora en manos de una nueva generación de encapuchados, el fantasmal Javier Corral rondando la sede nacional del PAN en la cual despacha ahora el líder moral de El Yunque, Manuel Espino, muy bien podría rumiar en sus adentros: "Nadie sabe para quién trabaja".

Hay muchos otros fantasmas de menor cuantía en Felipelandia, todos ellos damnificados por el proceso electoral del 2006. No por ser menos importantes son menos dignos de lástima cuando se les ve en sus caras largas y en sus ojos sumidos y vidriosos su profunda tristeza por haberse dado cuenta por fin de las cosas que pudieron haber hecho y que no hicieron, por las oportunidades perdidas, por el tiempo que no volverá, por las glorias del pasado que nunca más volverán a disfrutar. Pero ¿qué le vamos a hacer? C'est la vie. El muerto al pozo, y el vivo al gozo.